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Alfredo Bryce Echenique - El descubrimiento de América (1968)

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América era hija de un matrimonio de inmigrantes italianos. Una de las muchachas más hermosas de Lima. ¡Qué bien le queda su uniforme de colegiala! Su uniforme azul marino de colegiala. De colegiala que ya se cansó de serlo. De colegiala con mentalidad preautomovilística, prelujosa, y prematrimonial. De colegiala que se aburre en las clases de literatura, que jamás comprendió las matemáticas, y que piensa sinceramente que Larra se suicidó por cojudo, y no por romántico. Era su último año de colegio, y no sabía cómo ingeniárselas para que su uniforme pareciera traje de secretaria. Usaba las faldas bastante más cortas que sus compañeras de clase, y se ponía las blusas de cuando estaba en tercero de media. ¡América! ¡América! Si no hubieras estado en colegio de monjas, tus profesores te hubieran comprendido. Pero ¿para qué?, ¿para quién?, esas piernas tan hermosas debajo de la carpeta. Refregaba sus manos sobre sus muslos, y se llenaba de esperanzas. Las refregaba una y otra vez ha

Rocío Silva Santisteban - Qué ruido tan triste que hacen dos cuerpos cuando se aman (1994)

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Un páramo en las laderas De pronto era demasiada la luz. Sobre la laguna las tululas se mecían con cierta dejadez. Atrás todo era luz. Él cerraba los ojos con la palma abierta completamente la acercaba a su boca muy despacio la lamía. Luego, con la palma abierta, acariciaba la parte interna de mis muslos y yo cerraba los ojos. La luz a las cuatro de la tarde era tan cálida. Con los ojos cerrados sacaba la lengua y así sentía el aire. Luego, con los dedos, cogía algún hierbajo, pasto seco, cualquier cosa y lentamente lo dejaba caer sobre su espalda. Él decía: me duele. Y yo seguía cada vez con movimientos más bruscos. Pero todo era mentira. Entonces él ocultaba su quijada entre mi nuca y hombro y despacio iba montándome, los pantalones apretados uno contra el otro y el hierbajo en la espalda cada vez más fuerte y más fuerte. Entonces él me arañó y yo lo empujé hacia un costado y toda la luz me rompió la vista: la laguna y las tululas a contraluz. Se escuchaba lejano, muy